“La vida de los otros es mejor que la nuestra”, “El mercado laboral está en contra de las madres y la familia”, “No voy a poder con todo”; éstas y otras frases las escuchamos cada día en el círculo de madres que intentan reincorporarse al mercado laboral. Con esta actitud es difícil conseguir el reto de ser madre trabajadora feliz. Los hechos son como son, la conciliación en España sigue siendo una gran asignatura pendiente y no es fácil trabajar y criar los niños a la vez, pero es posible.
No son los hechos los que influyen a nuestro estado emocional y ni las emociones las que influyen a nuestras acciones, si no la interpretación de estos hechos.
Un ejemplo: dos madres deciden reincorporarse al mercado laboral. Una de ellas piensa en su etapa de maternidad (baja, excedencia etc) como el tiempo de grandes aprendizajes y desarrollo de nuevas habilidades y está convencida de que de las pondrá en práctica en la carrera profesional. La otra madre, considera que está fuera del mercado por la pausa que se ha tomado y que nadie la quiera contratar ni creer en su potencial (en el cual ni cree ella). Lo que diferencia estas dos mujeres es la actitud, la manera de ver el mundo ¡y las suposiciones!
Durante los últimos años he oído muchos comentarios acerca de la reincorporación al mercado después de la maternidad y en la mayoría de los casos se repetían los siguientes pensamientos:
1- He bajado del nivel profesional
NO ha cambiado nada tu nivel profesional, incluso se puede decir que has desarrollado y mejorado muchas habilidades y competencias. Seguramente has aprendido mucho acerca de ti, has perfeccionado tus habilidades (por ejemplo, de gestión del tiempo) te has hecho aún más polivalente y tu inteligencia emocional ha evolucionado a otro nivel. Piensa y enumera el resto de competencias y aprendizajes que has conseguido gracias a la experiencia de ser madre.
2- Nadie querrá contratar a una madre
Vamos a ver, es cierto que en España las políticas de conciliación aún están por desarrollar en muchas empresas, pero la verdad es que si una empresa busca un talento y lo encuentra le dará igual si en casa hay un niño, dos o tres. Lo importante es cómo te presentarás como candidata con este talento en la entrevista, y si vienes a la entrevista pensando que no te van a coger porque eres madre, en realidad te auto descartas, porque este pensamiento influirá en tu comportamiento durante la entrevista. El miedo y la preocupación, taparán tu potencial y no sabrás exponerlo.
Además, siempre han nacido niños y siempre nacerán y si esto fuera un impedimento para la contratación de las mujeres, ninguna madre trabajaría ahora.
3- Me apañaré con todo sola
Muchas de nosotras somos las que pensamos que vamos a poder con todo y seguimos convencidas de que si, hasta llegar al punto de simplemente no poder más. El cansancio repercuta en nuestro estado emocional, en nuestra relación con la pareja, con los amigos y con nuestros hijos, por supuesto. Pedir ayuda es difícil, pero si queremos ser la Working Mama es necesario coger un respiro de vez en cuando.
4- Me siento culpable por «dejar» a mi hijo e irme a trabajar
La culpabilidad y la sensación que el niño sufrirá si me reincorporo al trabajo, es una de las emociones más difíciles de sobrellevar. Los niños se suelen adaptar a diferentes situaciones y en una casa llena de amor y respeto, no le faltará porque la madre o el padre decide volver al trabajo. Nos reincorporamos al mercado por diferentes motivos y uno de ellos es que también necesitamos seguir nuestro desarrollo profesional, la clave es encontrar este equilibrio entre una cosa y la otra. Entonces el niño estará aún más contento al ver a su madre feliz por sentirse realizada tanto en el campo personal como profesional.
5- No tengo tiempo para mi
Ya hemos hablado sobre la gestión del tiempo en este post, y es muy importante encontrar 10-15-30 minutos diarios para ti. Las madres muchas veces nos quitamos el tiempo para dedicarlo únicamente a nuestros hijos o las tareas de casa, pero eso es la cuestión de prioridades y las decidimos nosotras. Sabemos que es dificil encontrar el tiempo, pero 15 minutos al día para sentarse en el sofá con la revista/libro/blog o cualquier otra actividad que nos guste hacer frenará la bajada de nuestra autoestima y la sensación de “sacrificar” nuestra vida por los demás.
6- Los demás están en mejor situación que yo, sus hijos se adaptan mejor que los míos, tienen más apoyo de la familia etc..
Si pensamos que la vida de los demás es mejor que la nuestra, este pensamiento hará crecer la sensación de injusticia, ira y la tendencia de esconder nuestros problemas (para aparentar que nos va todo genial). Además en vez de centrarnos en aspectos positivos para luego convertirlos en puntos a nuestro favor, por ejemplo en la entrevista, en realidad nos cortamos las alas y nos volvemos muy pesimistas.
¿De dónde vienen tantos pensamientos tóxicos?
Hay muchos motivos pero uno de ellos es seguramente la tendencia de contar las terribles historias y experiencias sobre la situación de las Madres en el mercado laboral, en vez de promover a las empresas con las políticas family friendly o emprendedoras que han conseguido crecer en su ámbito profesional sin “sacrificar” la crianza de sus hijos. Estas historias en vez de inspirar, nos asustan y preparan para lo peor. Lo mismo pasa con el parto, seguramente hemos leído y oído más experiencias negativas que positivas y por lo tanto pensamos que también nos pasará la misma situación negativa.
El primer paso para no entrar en la trampa de los pensamientos tóxicos es darse cuenta de ello y verificar cada información quitando el peso de la interpretación. Si por ejemplo, tengo miedo de que la empresa en la que trabajo seguramente me despida por ser madre, habría que ver cuántas madres se ha despedido en el último año, por ejemplo. Estamos rodeados de las continuas interpretaciones de los hechos, a todo el mundo le encanta dar su opinión y la subjetividad muchas veces deforma la información real. ¡Siempre intentemos a buscar los datos o llegar a la fuente de la información para poder crear nuestra propia opinión!. Aún así, el futuro no se puede prever y si a alguien le ha pasado algo, esto no quiere decir a nosotros también nos tendrá que pasar lo mismo.
Los pensamientos tienen mucho poder en nuestro modo de comportarse, los pensamientos son el motor que puede dar la fuerza y un buen empujón o simplemente ser una carga más que soportar. Todo dependerá de nosotros y está en nuestro manos como queremos dirigir nuestros pensamientos. Y acordaos que no son los hechos sino la interpretación de estos hechos los que influyen a nuestras emociones y comportamientos.
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