Poco a poco se está cambiando la cultura de trabajo, lo que analiza profundamente y describe el sociólogo Richard Sennett en su libro » La corrosión del carácter. Las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo». Anteriormente el trabajo se heredaba de una generación a otra, y las relaciones entre los trabajadores se caracterizaban por el apego y la lealtad. En el futuro – en la búsqueda de empleo – vamos a ser mucho más flexibles en la hora de cambiar de residencia y de trabajo. Vamos a ser nosotros los que vamos a elegir las empresas que cumplen con nuestras expectativas y que nos ofrecen nuevos retos.
Ahora estamos en una etapa transicional, ya que en el mercado laboral encontraremos personas de 50 años activas laboralmente que se rigen por el esquema de lealtad hacía la organización y por otro lado encontraremos los veinteañeros llamados Millenials o la generación Y. Son ellos los que en el futuro próximo serán el principal motor de la economía y que ya ahora, valoran la flexibilidad y el balance entre la vida personal y laboral. Lo demuestran diferentes investigaciones, entre ellas por ejemplo el último análisis que ha realizado la consultora Deloitte, que confirma que los Millenials basan sus decisiones laborales en los valores personales (The 2016 Deloitte Millennial Survey)
Hay que tener en cuenta que la generación Y abarca las edades de la personas nacidas entre 1980 y 2000, por lo tanto no sólo debemos pensar en los jóvenes universitarios y recien titulados, sino también en las personas que ahora tienen hasta 36 años y muchos de ellos ya han decidido formar la familia o lo están planeando en el futuro próximo.
Según éste estudio, ésta generación tiene muy claro lo que necesita para ser feliz en su puesto de trabajo:
- valores compartidos con la empresa
- programas de mentoring que les permitan crecer profesionalmente
- desarrollo de habilidades de liderazgo
- flexiblidad laboral, tanto en los horarios como en el lugar del trabajo
- equilibrio entre la vida personal y la profesional
Bien, sabiendo todo esto y además teniendo en cuenta el resto de estudios e investigaciones que se ha hecho con respecto al tema de la conciliación, que confirman claramente que los trabajadores que tienen opciones de elegir la estrategia que les facilita mantener un equilibrio entre el trabajo y la vida personal, están más motivados por el trabajo, se implican más a conseguir los buenos resultados y por fin tienen el mayor rendimiento ¿porqué cuesta tanto encontrar organizaciones que ofrecen estas opciones?
EQUILIBRIO – LA PERSPECTIVA DEL EMPLEADOR
La politica de conciliación (o de Work Life Balance que lo entendemos más allá del ámbito estricto familiar) no debería suponer sólo la reducción de las horas extras o la preocupación por salir a la hora del trabajo. En realidad, podemos hablar sobre diferentes iniciativas (por ejemplo, las iniciativas que tienen como objetivo mejorar los habitos de la salud de los empleados, las que permiten desarrollar sus intereses y pasiones o las que dan soporte a los padres en los centros de trabajo) que conjuntamente pueden formar parte de la politica organizacional. Está demostrado que una bien preparada e implementada politica de conciliación en una empresa, repercute positivamente en el desempeño de los puestos con un resultado mucho más eficaz y rentable. Por otro lado, implementar las medidas de equilibrio entre la vida profesional y personal significa:
- la mayor resistencia al estrés,
- menor número de bajas por enfermedad
- menor rotación de la plantilla.
Además, los empleados y empleadas que pueden contar con este tipo de politica en su empresa, se mostrarán más implicados y capaces de aumentar el rendimiento sobre todo en los «picos» de trabajo* (I. Lazar, C. Osaian, P. Ratiu, The Role of Work – Life Balance Practices on Order to Improve Organizational Performance, 2010). Como vemos y sabemos, las dos partes ganan, tanto la empresa como el empleado.
EQUILIBRIO – LA PERSPECTIVA DEL EMPLEADO
Cada vez se habla más sobre la necesidad de conciliación, a pesar de que la implementación de estas medidas no es habitual. Parece ser claro y aceptado por todo el mundo que un trabajador feliz, aquel que no se preocupa por si llega al tiempo a recoger a su hijo de la guardería , y que tiene cierta flexiblidad en la jornada laboral, rendirá más. Ninguna iniciativa traerá los efectos positivos a la empresa si tanto la empresa como el empleado no entienden su verdadero sentido. Llegar a conseguir un equilibrio entre la vida personal y laboral es un proceso. Los trabajadores integrarán estas medidas en su día a día, únicamente en el momento cuando se sientan seguros de que el entorno laboral no les discriminará por ello de ninguna manera (por ejemplo en el caso de no tener disponibilidad para quedarse más tiempo en el trabajo).
La mayoría de la gente, obviamente, quiere poder conciliar. Si nos preguntamos si nos gustaría que nuestra empresa nos ofreciera el horario flexible, la posibilidad de rechazar un proyecto por las horas extras que tendríamos que dedicarle, la respuesta sería SI. Pero…¿estamos seguros que no tendremos miedo a que nos miren mal y juzguen nuestro desempeño si fueramos unos pocos que lo hacemos? ¿Estamos preparados para conciliar la vida personal y laboral?
Aqui, por lo tanto llegamos a la clave de la problemática de la conciliación en las empresas. Si la empresa en la que estamos, o la situación socio-economica actual no nos da la seguridad de que nuestro rendimiento se evaluará en base de los resultados que consigamos y no tanto, por ejemplo, por el tiempo que echamos para ello (el estereotipo de que quien trabaja más horas, trabaja mejor), no podremos interiorizar el hábito y la rutina de las medidas que se nos ofrece dentro del paquete que comprende la conciliación. El trabajo de concienciación sobre la necesidad de un equilibrio entre la vida laboral y personal requiere implicación de todas las personas que componen una organización y para ello hace falta un cambio de «chip», un cambio de la cultura del trabajo. Es un verdadero reto que ya es la hora de lanzarlo a la sociedad española. Yo creo que ahora es muy buen momento para empezar éste cambio que es absolutamente necesario para que la sociedad española avance, ya que con trabajadores felices con sus vidas personales la creatividad y el rendimiento aumentarán, y por lo tanto la situación económica de todo el país mejorará.
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