
¿Estás feliz en tu trabajo? ¿Notas mariposas en el estómago el lunes por la mañana y te despiertas llena de energía y de ganas de ir al trabajo? ¿No? No te preocupes, no eres la única….sigue leyendo 🙂
Va a ser un post quizá un poco controvertido pero llevo bastante tiempo reflexionando sobre un asunto relacionado con la búsqueda de felicidad en el trabajo.
Desde hace unos años se ha puesto muy de moda todo el tema del coaching, de conseguir el éxito profesional, de estar creciendo sin parar y conquistando nuevos mundos. «Yes we can» se ha quedado para un buen rato en nuestra sociedad y el boom de las frases motivadoras que intentan convencerte de que puedes conseguir todo lo que quieras y lo que sueñas. Pero ¿de verdad podemos conseguir todo lo que soñamos?. Podemos intentarlo, podemos poner todo nuestro empeño para conseguirlo pero…¿en serio todo depende solo de nosotras o hay factores externos que no podemos controlar y que también influyen en el éxito?
En la orientación laboral, siempre nos basamos en tres ejes muy importantes para poder hacer un análisis completo del perfil profesional: las posibilidades, las habilidades y las motivaciones. Son estos tres campos de nuestro «yo profesional» que hay que analizar para decidir si vamos a cambiar nuestra situación actual y hacia dónde nos queremos mover.
Vayamos por partes. Primero os explicaré, que me parece que ya he mencionado en uno de los posts antiguos, las tres patas de nuestro análisis:
1- MOTIVACIONES (que es lo que quiero, qué es lo que me mueve, me emociona, me empuja, me da alegría y hace que por la mañana me levanto con la sonrisa)
2- COMPETENCIAS (todo lo que sé hacer y puedo hacerlo porque tengo competencias y habilidades necesarias)
3 – POSIBILIDADES REALES (el mundo exterior que me permita o no aportar mis conocimientos (competencias) y hace que me despierte con la sonrisa el lunes por la mañana (motivaciones)
Entre estas tres áreas fundamentales de nuestro plan de conquista del mundo tenemos que encontrar puntos en común – un equilibrio.

Puede pasar que tienes mucha motivación para trabajar en tu profesión y por supuesto tienes las competencias, pero el mercado laboral está estancado en tu ciudad y conseguir un puesto como te gustaría es poco probable. También puede pasar que tienes competencias para trabajar en un sector en concreto, consigues empleo, pero resulta que no te motiva absolutamente nada. O que te encantaría trabajar de algo que no puedes porque el mercado laboral requiere cierta experiencia y no la tienes. En estos tres casos, hay que evaluar cuál es nuestra realidad y luego ajustar lo que falta para equilibrar.
Pero volvamos al caso cuando te das cuenta de que no notas las mariposas en el estómago los lunes por la mañana e incluso te alegras mucho de que viene por fin el viernes. ¿Qué puedes hacer? Veamos posibles opciones, aunque todo dependería del caso particular y de lo mucho que nos cuesta estar contentos del trabajo.
A – buscar otro trabajo que te llene y te haga sentir feliz de lunes a viernes incluso en la oficina
B – Seguir igual, pasando día y aguantando
C- Dejar de analizar si te sientes feliz o no y buscar positivos de tu situación actual y centrarte en lo que te da felicidad en la vida (en general).
No creo que mi madre, que toda la vida ha trabajado en la administración, alguna vez haya analizado su estado de felicidad en el trabajo. Tampoco lo debió hacer mi abuela, que también trabajó toda la vida igual como el resto de las mujeres de generación de mi madre o mi abuela. Ellas estaban (y siguen estando) simplemente feliz de la vida, de su familia, de sus amigos sin más. Cuando tengo un día «mierder», mi madre me dice » no te preocupes tanto por el trabajo, piensa en tu hijo, en los momentos que pasas con él, piensa en tu familia y en lo que has construido, esto es lo que importa en la vida, el resto es solo un añadido». Pero mamá…¿y qué pasa con la autorealización, crecimiento profesional, alcanzar los sueños y etc, etc….? me saltan los pensamientos encima.
Pues nada, todo esto es un añadido a lo que ya tienes y lo que es tu fuente de felicidad. Sin embargo, la empresa sí que debería que estar obligada a proporcionar el bienestar al trabajador y esto es indiscutible, pero felicidad es algo muy personal y sobre todo depende de los factores externos al trabajo. Así que no te preocupes si no sientes esta alegría al emprender el camino hacía el trabajo cada mañana, mira a tu alrededor y piensa que es lo que te hace sentirte bien en la vida. Por supuesto, aquí no estamos hablando de las situaciones dramáticas y extremas cuando alguien realmente sufre en el trabajo por diferentes motivos, como por ejemplo la discriminación o el mobbing.
Pero esto no quiere decir que sentirse bien en el trabajo no tiene importancia. Es muy importante y fundamental para el rendimiento en el trabajo. Sin embargo el planteamiento cambia si tenemos en cuenta que reflexionar sobre lo que nos hace feliz fuera del trabajo influye a nuestra felicidad en él.
Y para terminar, para los que estáis dudando si esta famosa sensación de felicidad os llena en vuestros puestos de trabajo y sin embargo veis muy complicado cambiar el trabajo os propongo un ejercicio:
- Enumera todos los beneficios y puntos positivos de tu trabajo (p.ej cercanía a tu domicilio, buen ambiente, buen horario, desarrollo profesional etc)
- Piensa en los momentos y cosas que encuentras diariamente a tu alrededor y te hacen sentir bien. (p.ej en mi caso es: sentir el aire fresco por la mañana, llegar a ver el amanecer cerca de la oficina donde trabajo, escuchar la música mientras conduzco, tomarme una taza de té en el trabajo, ir a recoger mi hijo del cole y ver su cara al verme en la puerta, sentarme al lado de mi perra y leer una revista etc.)
A ver si ahora el día a día será algo más agradable, aunque el trabajo que tienes no sea el trabajo de tus sueños 🙂

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